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domingo, 4 de junio de 2017

AMIGOS PARA SIEMPRE

Habíamos comenzado a chatear hace muy poco tiempo mi amigo Jose y yo. Nos conocimos a través de nuestros gustos similares y nos pareció que, abrirnos sin reprimir los sentimientos, era algo que nos daba mucha seguridad...

Poco a poco pero de manera muy rápida, empezamos a mandarnos imágenes de aquello que más nos gustaba...los pies femeninos y todo el mundo que lo rodea. Nos excitaba hablar de ello y terminábamos masturbándonos... siempre a través del chat ya que nos separaban unos cuantos cientos de kilómetros.

En una ocasión, le mandé la foto de los pies de mi mujer apoyados en mi regazo mientras dormía... se la mandé y se masturbó mientras que me decía que quería hacerlo los tres y, si no quería ella, los dos con la suya. Su mujer accedió así que me fui de viaje a su casa.

Después de las presentaciones y sabiendo que Olga, la mujer de mi amigo, sabía de nuestro gusto, directamente, sentada a mi lado y sin dudarlo, puso sus pies sobre mi y yo, un poco cortado ya que tenía a mi amigo al lado, los tomé, disimuladamente y poco a poco los fui acariciando primero por el empeine y, según subía mi excitación, por el talón, plantas y los deditos.

Miré a mi amigo y me guiñó el ojo en signo de aprobación. Él también estaba muy excitado y empezó a meter mano en los pechos de su mujer, dejándolos fuera de la camiseta de tirantes... con los pezones oscuros muy endurecidos. En aquel momento, él se abalanzó sobre ellos y yo aproveché para meterme sus pies en la boca, relamiendo y saboreando aquella delicia.

Hicimos miles de posturas, probamos cientos de sensaciones... los tres éramos muy libres. No hubo ni media palabra... solamente el gran placer de corrernos, Jose sobre las tetas de su mujer y yo sobre sus pies, nos dio la fuerza para volver una y otra vez al punto de inicio...

miércoles, 8 de febrero de 2017

BAÑO DE DOMINGO

Llegué a su casa y, según abrió la puerta, se abalanzó sobre el cuello en un interminable abrazo. Recorrimos el pasillo recreándonos en nuestras palabras y gestos como dos adolescentes que se acababan de conocer. Nos fuimos al salón y, después de unos minutos, Tere se marchó a darse su baño de domingo. Yo, en un principio, la esperé allí sentado aunque pasado un buen rato me empecé a poner muy excitado pensando que estaba en la bañera. Me dije… ahora o nunca.

Según me iba acercando el corazón empezaba a ir más y más deprisa. Abrí la puerta del baño y me pareció entrar en otra dimensión… unas paredes azules brillantes y, al fondo, la bañera blanca. Tere metida en ella, con la espuma que le llegaba casi hasta el cuello. No dirigió en ningún momento la mirada hacia mí aunque sabía que estaba en la estancia. Me desnudé y sin perturbar su relax me metí. 

Tere había cerrado los ojos y tenía la cabeza echada hacia atrás. Me senté delante suyo y tomando sus pies comencé a darles un buen y sensual masaje. Fue muy sencillo y agradable ya que estaban mojados. El paso de mis dedos por sus plantas llegó a provocarle unos gemidos y a mí una gran excitación. 


Al cabo de unos minutos Tere, que giró su cuerpo quedando de espaldas a mí, apoyó la espalda contra mi pecho… dejándose llevar por la excitación del momento ya que continué acariciando aquel cuerpo húmedo… jugando con el agua que chocaba contra su piel.

No vi ni me interesó ver su sexo… ella tampoco me lo vio. No era lo importante. Las sensaciones que vivimos en aquella bañera fue más allá de lo que nunca hubiera imaginado mi mente…  ella me enseñó en unos minutos mucho más de lo que hubiesen querido ver mis ojos. 

Me enseñó a ver con ellos cerrados.

Aprendí a ver con el alma.



lunes, 18 de enero de 2016

ME SOÑARON

Estábamos sentados en el sofá mirando la tv u oyendo música, no sé bien... yo estaba triste y tú me abrazabas.

Tú sentado como debe ser... yo dándote la espalda, con las piernas estiradas a lo largo del sofá, la espalda contra tu pecho girado hacia mí y mi cabeza bajo tu barbilla.

Tenía los pies desnudos sobre el apoya brazos del sillón y con el otro pie jugaba con la cinta que sostiene el cascabel y rodea mi tobillo izquierdo.

No recuerdo de qué hablábamos pero sí que, de pronto fui muy consciente de que tu entrepierna estaba muy abultada y estabas mirando mis pies con los que estaba jugando distraidamente.

Me moví un poco mientras una sonrisa traviesa atravesaba fugazmente mis labios y, con la mano derecha, bajé el cierre de tus pantalones y tomé la plenitud de tu miembro que, apenas lo toqué, adquirió un grosor considerable.

Mientras, oía con la cabeza aun baja, el modo en que contenías el aliento y luego cerrabas los ojos al tiempo que echabas la cabeza hacia atrás con una expresión  de placer indescriptible ante el movimiento pausado de mi mano... sentía contra la palma suave... la piel suave y el relieve venoso mientras adquiría una turgencia impresionante.

Luego, solo recuerdo mi cuerpo desnudo con las manos y la mejilla contra el apoya brazos del sillón y tú, entrando y saliendo de mi, mientras nos mecíamos... mis pies arqueandose de placer ante tus embestidas... al principio lentamente... luego, cada vez más urgentes y rápidas, hasta que mi cuerpo se disolvía en un orgasmo brutal...

Me desperté muy mojada y fui a meterme en la piscina... era de mañana y ya debía levantarme para ir a trabajar... y yo necesitaba urgentemente enfriarme después del sueño...

Gracias por tu sueño, Bastet.

lunes, 21 de diciembre de 2015

PRIMAVERA

La primavera va entrando despacio y con algún sobresalto climatológico. Pero pongo mi piscina en la terraza... soy muy de agua y en cuanto aprieta el calor me falta tiempo para disfrutar de ella. Además, desnuda... por las noches. Una delicia... el mejor momento del día.

Termino mis quehaceres en mi despacho y me dispongo para tomar un relajante baño a la luz de la luna. Subo hasta la terraza, me termino de desnudar y me zambullo en el agua... templada por el calor de ese día.

Al poco de estar ahí, noto que mi corazón comienza a latir más y más deprisa... giro mi vista hacia la puerta y allí estaba mi perro.

_ Cuánto tiempo llevas ahí... estabas dormido.

_ Lo suficiente para ver el monumento.

Se despojó de sus calzoncillos y se metió conmigo... de frente. Fui recorriendo con mi pie todo su cuerpazo. Iba palpando cada centímetro hasta llegar a la boca. Me besó apasionadamente la planta del pie y como un poseso fue jugando con los dedos y su lengua. Cuando noté que estaba fuera de sí y su excitación era palpable, subí mi otro pie hasta llegar a su polla... tersa y dura. Él no podía más, sus gemidos eran continuos.

Así que decidí darme la vuelta y quedarme en posición de gata, esperando la embestida del perro. Se puso sobre mí y, con la lubricación que nos proporcionó el agua, de un golpe certero la metió. Era impresionante notar aquella verga, ancha y dura como golpeaba ansiosa.

En un momento dado...  hizo una pausa, desesperante para mí que a esas alturas estaba a punto de estallar. Pero le gustaba jugar, ponerme a cien, parar, volver... uffffffffffff.

Fue sacando su polla muy despacito... nooooo!!!!!!!! por favor... y cuando creí que se iba a salir del todo, justo a la altura del glande, empezó a hacer movimientos que me desesperaron aun más.

_ Por favor, por favor... no puedo más, me vas a volver loca... ainsssssssss mi perro córrete!!!!!!!!

Y de una sola embestida me dio varias sacudidas hasta el fondo...  un gran quejido salió de su garganta y me inundó dando varios espasmos. Agotado, mi perro se quitó y se quedó boca arriba. Yo también estaba exhausta y esta vez me puse a su lado... callada, con su miembro ya flácido en mi mano. Él puso su dedo en mi coño, metiéndolo apenas unos centímetros y dibujando en el, círculos.

 Así nos quedamos, dos seres agotados pero absolutamente felices dejandonos inundar por el silencio de aquella noche de primavera.







miércoles, 16 de diciembre de 2015

REALIDAD Y FANTASÍA

Regresé del trabajo... muy cansado y después de un rato abrí mi móvil para buscarla... solamente con la idea de ver si me había dejado algún beso de buenas noches. Allí estaba esperándome, aunque ya era algo tarde y no le gustaba trasnochar en diario.

_Hola amor, aun despierta? Te tengo dicho que llego tarde. No me esperes despierta... hay confianza, yo te arropo y mañana será otro día.
_No, casi no me encuentras, me iba ya.
_Yo estoy casi sin pilas... pero para un buen achuchón sí tengo.
_Uffffffff pues sí que me gustaría... hoy estoy un poco depre.
_Claro que sí, te mereces eso y muchisimo más... ven aquí mi niña. Te abrazo por la espalda... bajo por la espalda acariciando con mis labios tu piel. 
_Ainssssssssssss... maravilloso.
_Hasta llegar a tu culo... ahí ya no beso... te lo mordisqueo y empiezo a oír los primeros gemidos.
_Si, cierto... y sabes, empiezo a estar mojada.
_Lo noto amor... date la vuelta y déjame hundir mi boca en tu pubis... suave, terso, delicado... mientras aprietas con tus manos sobre mi pelo para que no huya de ahí.
_Tiemblo.
_Voy bajando por tus piernas hasta quedar postrado a tus pies...esa dulzura para mi boca sedienta de aquellos jugos que siguen saliendo entre tus piernas.
_Amorrrrrrrrr, qué delicia.
_Amor...no pude esperarte...me corrí.
_Ayyyyy...qué lástima amor pero estoy feliz porque estabas cansado y viniste a mí... yo me iba a la cama y te esperé. Ahora debo acabar lo que empezaste jajajajajaaja
_Y yo...cómo crees que estoy. De nuevo preparado para tomar mi postre... una deliciosa delicatessen... te mando foto...
_Nooooooooo, déjalo a mi imaginación.

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De nuevo estaba preparado para embestir como un animal... me había quedado satisfecho pero extrañamente la erección no bajó... no hubo descanso. Así que me fui a la cama, me desnudé, agarré mi polla y ahí empezó el festival de lujuria y desenfreno...

Te veo desnuda, sin preámbulos. Tomo tus pies y los lamo sin parar. 
Segura, como siempre, veo que te has puesto a cuatro patas con las piernas bien separadas sobre la cama... ven aquí cabrón y come sin parar mi culo.
Al rato, no puedo más... es una gata insaciable y me tumbo esperando un poco de descanso... pero deliciosamente, no es así.
Mi gata se sube sobre su tejado y mientras veo su increíble coño depilado, mete uno de sus pies en mi boca... 
Ahora los vas a comer, dedo a dedo, saboreando... 
Yo como buen perro que ama a su dueña, no veo el tiempo de acabar y le doy el máximo placer y mi gata se corre dejando su rastro encima del pecho... acotando su territorio, delimitando hasta dónde se pueden acercar las demás gatas.
En esos momentos, acerca su coño a mi boca, dejando que termine de caer  el resto de fluidos y embistiendo sobre ella... mi lengua le limpia ávida de tragar esos deliciosos aromas y sabores. Es el alma de mi gata, su interior... precioso.
Evidentemente, yo en aquellos instantes también me corrí... sobre su espalda... sin delimitar nada. Solo quiero ser feliz y vivir cada momento como el primero de tantos que llegarán.

¿Has visto la diferencia entre realidad y fantasía?







martes, 17 de noviembre de 2015

EL JUEGO

Ayer, al calor de la estufa, estuvimos hablando mucho rato con sendas tazas de café y, al acabarlas, nos miramos cómplicemente. Se hizo el silencio y seguidamente fuimos, tomados de la mano, al dormitorio. Nos desnudamos y muertos de frío entramos rápido en la cama. En seguida, como un resorte, quedamos abrazados dándonos energía. Eramos un solo cuerpo enlazado y encadenado... pero no duró mucho. Al poco, empezamos a sentir mucho calor e incluso, nos destapamos.

Ya estábamos atravesando aquella delgada linea entre la consciencia y semi inconsciencia. No oíamos mas que nuestros cuerpos, el tiempo no existía. Empezaba el juego.

Tapé sus ojos con un pañuelo negro de seda, lo anudé. Levanté sus brazos echándolos hacia atrás y separé sus piernas... pero no hizo falta que usara las cuerdas, se quedó quieta... inmóvil. De pronto empezó a gemir, cada vez más rápido. Su corazón latía fuerte y los temblores comenzaron a sacudir levemente su cuerpo... y no era de frío.


Tenía miedo... angustia. Pero no movió voluntariamente ningún músculo. Estaba gozando como nunca lo había hecho y notaba que cada minuto que pasaba no era su voluntad si no la mía la que se adueñaba de su cuerpo. 

Y juro que no la toqué.

Ella solamente estaba volando al sentir miles de emociones que nunca había tenido... mi olor, mi respiración, mi aliento, mi soplido sobre cada centímetro de su piel... axilas, brazos, cuello, pecho, tripa, piernas y pies.

Todo era una mezcla de gemidos, lágrimas... y aquel temblor de miedo pasó a ser relajación y confianza.

Así aprendió a jugar e incluso dejó una gran huella sobre la sábana... no había vencedor  ni vencido pero aquella mancha en la casilla final le dio puntos para volver a la casilla de salida.

Y vaya si me pidió jugar cientos de veces más.   

sábado, 31 de octubre de 2015

UN TORRENTE EN AGOSTO

Llegó a su casa deprisa... como de costumbre. Se descalzó y, tras ponerse un gran tazón de café, se metió a la ducha... ansiada agua relajante. Mientras se desnudaba e iba quitando cada una de las prendas que cubrían su cuerpo, notaba como que no era ella la que lo hacía.

Un hombre, de aspecto corriente pero con un áurea a su alrededor que hacía que su vello se erizase, era el encargado de transportarla a ese mundo onírico. Notó, para acabar la sesión de vestuario, como dulcemente le bajaba el culote a la vez que sus fuertes y suaves dedos tocaban su piel, hasta llegar a los pies.

Una lágrima salió de sus ojos. Estaba muy excitada al verse desnuda delante del pequeño espejo, no precisamente porque le gustase su cuerpo si no porque notaba que aquel hombre estaba a sus pies, reclinado...y esperando su orden.

De pronto, sintió como sus labios comenzaban a temblar... a mojarse y se tuvo que sentar, taparse la cara para ahogar aquel orgasmo que le estaba provocando aquel hombre y chillar... chillar y chillar. Era un placer tan intenso como inesplicable.

Cuando ya acabó, se metió en la ducha, aun temblorosa y con escalofríos... un torrente de agua comenzó a acariciar y relajar su cuerpo. En ese momento, volvió el recuerdo de lo sucedido segundos antes.

Sus pies, mojados por los besos del hombre, se movían y arqueaban nerviosamente contrayendo los deditos y en el momento en el que parecía volver a la relajación, el hombre (su hombre) le empujó hacia la pared quedando sus manos apresadas en ella como dos ventosas.

Comenzó ha hacerle el amor como nunca lo habría imaginado... las embestidas eran, por momentos, más rápidas y largas hasta llegar el punto de perder el sentido cuando, de pronto, él paró dentro de ella... desesperada, lloró como una niña cuando le quitan el caramelo, pero rápido volvió.

Despacio sacó su polla hasta la altura del glande y cuando éste chocó con sus labios, empezó de nuevo el baile... dentro-fuera, dentro-fuera, dentro-fuera con un compás desesperadamente lento, interminable y ella, como una gran perra, dio un enorme grito de auxilio... "por favor, ya no puedo más"... y él, con un soberbio empujón hasta el fondo, echó todo su semen.


Quedó tumbada sobre la ducha. 

Extasiada y agotada  notó como volvía en sí pero sus piernas no le obedecían... no tenía fuerza. Solamente aquel torrente terminó de relajar el cuerpecillo maltrecho... le había pasado por encima una máquina, por momentos diabólica... por momentos angelical.

jueves, 29 de octubre de 2015

TARDE DE LLUVIA

Aquella tarde decidimos tener una larga sesión y empacho de "peliculitis"... era comienzo de invierno, afuera llovía y hacía mucho frío. Nos acomodamos en el sofá; detrás la estufa, mantas y unas tazas de chocolate muy caliente en las manos.

A mitad de la segunda peli y con la ayuda de la escena que estaban pasando, mi excitación fue creciendo así que mi mano fue directa hasta sus pantalones. Los desabroché y lentamente, sintiendo el calor de su piel, mis dedos fueron bajando hasta tocar su sexo... empapado.

Trazaba círculos sobre sus labios... acariciándolos... desesperándola, hasta que llevó sus manos por encima de la manta, sobre las mías y empujó fuertemente.

Mis dedos entraron en su coño absolutamente mojado de aquellos fluidos... elixir delicioso... y comenzaron a mover, primero despacio, rebuscando entre los pliegues su placer y después aceleradamente buscando provocar el éxtasis total.

Su garganta emitió un gran quejido y mis dedos, aun dentro de ella, quedaron temblorosos como si hubiera pasado sobre ellos uno de los rayos que estaban cayendo en el jardín.

Ella quedó desfallecida sobre mi pecho y, sin pedirle permiso, mis dedos continuaron dibujando una sonrisa sobre sus labios... 
 

miércoles, 28 de octubre de 2015

BESITOS DE PEZ

Aquella tarde entré a trabajar hasta las 2 de la mañana. Pasé buena jornada ya que recordaba nuestros interminables chats y tenía todo el rato una sonrisa de oreja a oreja.

Al acabar fui a su casa... no me esperaba, pero no me pude aguantar. Entré y allí estaba tumbadita en su cama... muy dormida.

Boca abajo, totalmente relajada... desnuda. Solo sus bragas blancas y media sábana le hacían compañía. Evidentemente, me fui a la ducha y al salir... directo hasta sus pies. Una delicia.

Los besé, con esos besos pequeñitos que tanto adoraba ella así que allí pase unos minutos hasta que me fue creciendo... la pasión. Pasión que empezaba a desbordarse en el momento que introducía la lengua entre sus dedos y todo su sabor y esencia llegaba hasta lo más profundo de mí.

Se empezó a despertar y a los segundos emitía unos gemidos ahogados entre el sueño y la realidad. Se dio la vuelta y, aun con los ojos cerrados, como no queriendo despertar de ese sueño, me ofreció la vista más linda... aquella cordillera, llena de rutas, volcanes y picos solamente interrumpida por esas bragas que, seguro, daban paso a una gruta llena de tesoros.

La besé, cada centímetro... desde los pies, subiendo por la ruta llamada "de las piernas", atravesando la blanca sabana, hasta llegar a sus preciosos pechos y terminando el viaje en sus picos... duros y excitados que mordisqueé con fervor y sin piedad... mi reina seguía gimiendo cada vez más fuerte pero sin abrir los ojos.

No quise excitarla más... no quise que terminara en un simple coito.

Me tumbé a su lado, la giré y me puse pegando mi cuerpo al suyo, volviéndose los dos en uno solo.

Así nos quedamos dormidos... con un abrazo infinito y con el sabor de aquellos besos de pez.  

domingo, 11 de octubre de 2015

VECINA

Entro en el garaje y detrás de mi coche entra el de la hija de una vecina. Salgo y me encuentro de frente a ella. Me saluda con una enorme sonrisa... hace años que no la veía y veo que se ha convertido en una joven preciosa.

Hasta ahí todo normal... por la noche comienzo a tener sueños con ella... evidentemente sexuales en los que todo comienza con unos simples besos en sus pies.

El caso es que los días pasan hasta que otra noche, al bajarme del coche me vuelvo a encontrar con ella. Nos saludamos y me dice algo que hace que mi corazón se acelere.

-Hola vecino... digo yo que ya basta de simples saluditos. Nos encontramos todas las noches aquí abajo y sabes, pienso que no puede ser casualidad y si lo es, habría que sacarle partido,no?

-De verdad que llevas razón pero soy así... me gusta tu simpatía y lo agradezco. Pero soy vergonzoso y no sé si puede molestarte que te hable.

-Ya ves que no... es más, vengo de currar y me apetece una charla amigable en casa. Estoy sola y harta.
-Bien, por mí vale. Pero ya ves que también llego del curro y me gustaría pasar por casa antes para darme una ducha y cambiarme.

-Bien, por mí vale... jajaja, pero te propongo, yo también me quiero dar una ducha... ¿ y si te la das en mi casa? Aunque no haya confianza los dos somos adultos.

-Bueno... subamos.

Al entrar en su casa, ella subió a su dormitorio. Al poco oí el agua correr... y yo, en qué pensé... quién fuera agua para deslizarme bajando desde su cabecita recorriendo su pequeño cuerpo hasta llegar al gran placer de enredarme entre los dedos de aquellos lindísimos pies.

-Es tu turno... arriba a la derecha tienes un baño y toallas. Te espero... voy preparando algo de picar.

Absolutamente nervioso y a la vez extrañamente relajado me di esa ducha... al salir, me puse una bata que había detrás de la puerta y al descolgarla comprobé que había dejado su vestido y ropa interior allí mismo. Era toda una prueba. Ella sabía que la vería y lo que haría. De repente, acerqué mi cara a aquella ropa interior y me vino todo su aroma. Me quedé unos segundos fuera de mí.

-¿Todo bien por ahí arriba?

-Bien... perfecto. 

Bueno, en realidad estaba avergonzado porque el semen que produjo aquella excitación, manchó la bata. Bajé y ella estaba esperándome en el salón... música ambiental, una luz tenue y unos pinchos.

-Vaya... veo que te has puesto cómodo. Lógico, no te ibas a poner la misma ropa. Siéntate aquí y relájate.

Ella llevaba una camiseta de tirantes ancha con la que se podía notar claramente sus pechos pequeños, un pantalón corto muy ceñido y lo más bonito... descalza. Sus pies morenos, gorditos y pequeños estaban sobre el sofá. Me era prácticamente imposible apartar la mirada de aquel monumento y, a la vez, tratar de que ella se sintiera confiada.

-Tranquilo rey... veo que estás super nervioso... estamos aquí para desestresarnos.

Tragué saliva y le dije algo que nunca pensé que saldría de mi boca.

-Oye, qué tal si me dejas darte un masaje en los pies.

-Waw, ya estás tardando.

No os voy a describir lo que aquella respuesta produjo en mí. Pero después de un rato de tener aquellas dos delicias entre mis manos, osé a bajar mis labios hasta sus deditos y comencé a besarlos y, según iba notando su reacción y ver que, no solamente no se quitó si no que aquello le produjo unos gemidos y fui animándome a darle el mayor de los placeres... meter sus dedos en mi boca y saborearlos.

Me puse de rodillas y ella se tumbó... fui besando sus pies, subiendo por las piernas muy despacio, notando sus gemidos. Llegué hasta su pantalón, que quiso quitarse, pero no era lo que yo quería... en aquellos momentos era mi diosa y como tal quise adorarla, no ser vulgar.

Pasé mi boca por encima del pantalón, apartando sus manos que deseperádamente buscaban la cremallera y me posé sobre su tripa... qué sensación tan adorable notar esa piel aterciopelada y caliente. Miles de besos fui repartiendo en aquellos centímetros tan sensuales cuando, al rato, ella agarró mi pelo con fuerza y tirando de el, me dijo

-No puedo más... me tienes deseperada y loca... nunca me habían hecho esto. Pero, por favor necesito que me folles.

Se despojó de la camiseta y sus pequeños senos salieron al aire libre. Increíbles sus pezones oscuros abultados los cuales comencé a mordisquear... otra impresionante sensación recorrió mi paladar. Aquel cuerpo me dio una gama de diferentes sabores y olores que acabé embriagado.

-Reina... te mereces lo mejor, me has regalado unas sensaciones que nunca hubiera pensado que una mujer pudiera desprender en tan poco tiempo. Y lo mejor empieza por saber hasta dónde llegar, ni un paso más. No quiero desnudarte más... es suficiente. Te aseguro que tenemos toda la vida por delante para dar otros pasos. Gracias cielo... ahora recuestaste y descansa.

Me volví a sentar, ella se acostó sobre mí. Mi bata se abrió debido a la erección que tuve... ella lo cogió con su pequeña mano y comenzó a acariciar... suave y muy despacio.

Qué bonita es, rey. Y acariciándola se fue quedando dormida.