Aquella tarde decidimos tener una larga sesión y empacho de "peliculitis"... era comienzo de invierno, afuera llovía y hacía mucho frío. Nos acomodamos en el sofá; detrás la estufa, mantas y unas tazas de chocolate muy caliente en las manos.
A mitad de la segunda peli y con la ayuda de la escena que estaban pasando, mi excitación fue creciendo así que mi mano fue directa hasta sus pantalones. Los desabroché y lentamente, sintiendo el calor de su piel, mis dedos fueron bajando hasta tocar su sexo... empapado.
Trazaba círculos sobre sus labios... acariciándolos... desesperándola, hasta que llevó sus manos por encima de la manta, sobre las mías y empujó fuertemente.
Mis dedos entraron en su coño absolutamente mojado de aquellos fluidos... elixir delicioso... y comenzaron a mover, primero despacio, rebuscando entre los pliegues su placer y después aceleradamente buscando provocar el éxtasis total.
Su garganta emitió un gran quejido y mis dedos, aun dentro de ella, quedaron temblorosos como si hubiera pasado sobre ellos uno de los rayos que estaban cayendo en el jardín.
Ella quedó desfallecida sobre mi pecho y, sin pedirle permiso, mis dedos continuaron dibujando una sonrisa sobre sus labios...
Casi que suspiro y no digo más en esta ocasión. Un momento tan caliente como tierno.. Y sí, es que eres tierno.
ResponderEliminarBesos.
Gracias * aunque a veces cuesta serlo.
EliminarA tus PIES
Es que cada estación tiene su encanto... y quien te provoca una sonrisa, o dos, es siempre de cuidar, y nunca dejarlo ir de nuestro lado...
ResponderEliminarUffffffff qué ganas de que llegue el invierno, tengo un sin fin de películas listas...
Tentadores besos Gude.
Sin duda... aunque déjame decirte... en estos menesteres qué más da la estación, verdad?
EliminarA tus PIES Misyhyka
Jugar con los dedos en esa parte mágica siempre tiene la reacción que se busca.
ResponderEliminarSaludos.
Y yo, como mago, sé donde quedará el truco.
EliminarSalu2