sábado, 31 de octubre de 2015

UN TORRENTE EN AGOSTO

Llegó a su casa deprisa... como de costumbre. Se descalzó y, tras ponerse un gran tazón de café, se metió a la ducha... ansiada agua relajante. Mientras se desnudaba e iba quitando cada una de las prendas que cubrían su cuerpo, notaba como que no era ella la que lo hacía.

Un hombre, de aspecto corriente pero con un áurea a su alrededor que hacía que su vello se erizase, era el encargado de transportarla a ese mundo onírico. Notó, para acabar la sesión de vestuario, como dulcemente le bajaba el culote a la vez que sus fuertes y suaves dedos tocaban su piel, hasta llegar a los pies.

Una lágrima salió de sus ojos. Estaba muy excitada al verse desnuda delante del pequeño espejo, no precisamente porque le gustase su cuerpo si no porque notaba que aquel hombre estaba a sus pies, reclinado...y esperando su orden.

De pronto, sintió como sus labios comenzaban a temblar... a mojarse y se tuvo que sentar, taparse la cara para ahogar aquel orgasmo que le estaba provocando aquel hombre y chillar... chillar y chillar. Era un placer tan intenso como inesplicable.

Cuando ya acabó, se metió en la ducha, aun temblorosa y con escalofríos... un torrente de agua comenzó a acariciar y relajar su cuerpo. En ese momento, volvió el recuerdo de lo sucedido segundos antes.

Sus pies, mojados por los besos del hombre, se movían y arqueaban nerviosamente contrayendo los deditos y en el momento en el que parecía volver a la relajación, el hombre (su hombre) le empujó hacia la pared quedando sus manos apresadas en ella como dos ventosas.

Comenzó ha hacerle el amor como nunca lo habría imaginado... las embestidas eran, por momentos, más rápidas y largas hasta llegar el punto de perder el sentido cuando, de pronto, él paró dentro de ella... desesperada, lloró como una niña cuando le quitan el caramelo, pero rápido volvió.

Despacio sacó su polla hasta la altura del glande y cuando éste chocó con sus labios, empezó de nuevo el baile... dentro-fuera, dentro-fuera, dentro-fuera con un compás desesperadamente lento, interminable y ella, como una gran perra, dio un enorme grito de auxilio... "por favor, ya no puedo más"... y él, con un soberbio empujón hasta el fondo, echó todo su semen.


Quedó tumbada sobre la ducha. 

Extasiada y agotada  notó como volvía en sí pero sus piernas no le obedecían... no tenía fuerza. Solamente aquel torrente terminó de relajar el cuerpecillo maltrecho... le había pasado por encima una máquina, por momentos diabólica... por momentos angelical.

4 comentarios:

  1. No es un torrente... Es toda una cascada de sensaciones.

    Besos de Pecado.

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    1. Si... asi es. Bien sabes que los entes que aparecen en los ensueños suelen hacer estas juagadas en las que gracias a ellos nos sentímos por momentos sucios y deprevados dando rienda suelta a las fantasías más prohibidas.

      A tus PIES

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  2. Uffffff Gude... esos seres que de corrientes no tienen nada, que son tan especiales, tan únicos... y que nos llevan tanto sea a las alturas de los cielos por las emociones, que al más caliente de los Infiernos por las perverciones, compartidas.

    Tentadores besos.

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    1. Me voy a los infiernos... estoy lleno de perversiones y creo que ahí estaré en mi salsa.

      A tus PIES Misthyka

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