Fue una "mujer de compañía" en Grecia (371 a.C.), famosa por su impresionante belleza e inteligencia.
Se dice que la acusaron de impiedad, es decir de inmodestia y orgullo, realizando actos contra los dioses al realizar ceremonias privadas en su casa simulando ser sacerdotisa de afrodita, diosa del amor.
En el juicio, su abogado Hipérides, acercó al estrado a Friné dió un tirón a su túnica quedando ésta desnuda ante los jueces argumentando..."¿pueden privar al mundo de tal belleza?"... con lo que los jueces quedaron conmovidos y la absolvieron de manera unánime.
Jean-Leon Gerome (1824-1904)
Para que digan que la belleza no abre caminos...
ResponderEliminarUn beso.
Sí, en este caso es así... argumento de peso.
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